Por: Eduardo Ricci Burgos, Abogado de Negocios COHLERS + Partners
La domótica (del latín “domus” o “casa”), podría definirse brevemente, como un conjunto de tecnologías aplicadas a la automatización y control inteligente de la vivienda y otros edificios, teniendo como objetivo, mejorar la calidad de vida de las personas mediante la gestión eficiente de los recursos y la facilitación de tareas cotidianas a través de la integración de dispositivos y sistemas electrónicos.
La domótica implica la automatización de funciones y procesos en el hogar o el edificio, utilizando tecnologías de la información y la comunicación para controlar y gestionar diversos sistemas y dispositivos, caracterizándose por la interconexión de estos, permitiendo que se comuniquen entre sí para realizar acciones coordinadas y proporcionar una experiencia integrada y beneficiosa para el usuario.
En este sentido, la domótica permite el control remoto de dispositivos y sistemas desde cualquier lugar a través de dispositivos conectados a Internet, como teléfonos inteligentes, computadores, teléfonos o tablets. A su vez, posibilita la automatización de tareas rutinarias, como el control de iluminación, temperatura, seguridad y electrodomésticos, mediante su programación de uso en bandas horarias, o mediante comandos de voz, facilitando de este modo la interconexión e integración de diferentes dispositivos y sistemas, como cámaras de seguridad, termostatos, luces, cerraduras, entre otros.
Dentro de las principales ventajas de la domótica, está el hecho de que permite la gestión eficiente de la energía al controlar el uso de dispositivos y sistemas, contribuyendo a la reducción del consumo y los costos asociados. Asimismo, proporciona una evidente mayor comodidad y conveniencia al automatizar tareas cotidianas y permitir el control remoto de la vivienda o de los espacios y, resulta innegable que los sistemas de seguridad integrados, como cámaras y sensores, contribuyen a mejorar la seguridad del inmueble, proporcionando alertas en tiempo real y una capacidad de reacción casi inmediata.
Ahora bien, la implementación inicial de sistemas domóticos puede tener un costo elevado, incluyendo la adquisición de dispositivos y la instalación de la infraestructura necesaria en el caso que no se encuentra ya integrado al proyecto inmobiliario, el que también, se ve encarecido por esta tecnología incorporada.
Por otro lado, la compatibilidad entre dispositivos de diferentes fabricantes puede ser un desafío, ya que algunos sistemas utilizan estándares o protocolos diferentes. Y la conexión a Internet y la interconexión de dispositivos pueden presentar vulnerabilidades de seguridad, siendo necesario, implementar medidas para proteger la privacidad y la integridad de los datos.
Sin embargo, y a pesar de las desventajas señaladas, la domótica sigue siendo una tendencia en crecimiento, ya que las tecnologías continúan evolucionando para abordar estos desafíos y proporcionar soluciones más accesibles y seguras a la industria inmobiliaria en sus proyectos.
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