Por: Paola Valencia M, gerenta de sostenibilidad E3 – MSc Environmental Design and Engineering, UCL
Es bien sabido que los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) en Chile equivalen al 34% de los residuos generados a nivel nacional y si lo llevamos a valores más concretos, esto significa que generamos del orden de 7 millones de toneladas de RCD al año, que equivale a más de 10 cerros Santa Lucía al año de escombros, entonces ¿Cuáles son los problemas detrás de esto?
La verdad es que hay varios problemas, pero jerarquizando podría decir que en primer lugar hay 7 regiones de Chile que no cuentan con recintos autorizados para disponer RCD; en segundo lugar, los RCD son los principales responsables de los vertederos ilegales en Chile y se estima que sólo en la Región Metropolitana existen 1000 vertederos ilegales y más de 3700 a nivel nacional y en tercer lugar, los RCD generan importantes daños ambientales y sociales, dado que parte de estos contaminan napas subterráneas y ecosistemas superficiales.
Las preguntas claves son: ¿por qué tenemos este problema si más del 90% de los materiales de construcción son reutilizables o reciclables?; ¿Se considera que además son recursos no renovables?; ¿Por qué no los valoramos?; ¿Qué está haciendo el Estado al respecto?
Para la última interrogante la respuesta es corta, al parecer poco, partiendo porque los RCD no cuentan con ningún reglamento que los defina y que permita una gestión ambientalmente responsable del mismo y menos promover su valorización. Entonces ¿qué sería lo mínimo que se debería hacer?
Voy a partir destacando la labor del Estado, partiendo por el Minsal y el proyecto de Reglamento Sanitario sobre Manejo de Residuos de Actividades de la Construcción y Demolición que descansa en su poder desde hace un par de años. Este reglamento por una parte define que son los RCD y por otra establece las condiciones sanitarias y técnicas para gestión ambientalmente responsable de los RCD en obra, transporte, centros de transferencia, valorización y eliminación. Hoy en día sin este reglamento, simplemente no podrían existir centros de valorización para RCD en Chile.
Por otra parte, el Minvu debería hacerse cargo de señalar en la O.G.U.C. que los centros de valorización sean reconocidos como actividades productivas, ya que por no existir en un reglamento no pueden contar con permiso de edificación. Además, el Minvu debería exigir para todas las obras de construcción un Plan de Gestión de RCD en obra (es más, debería requerir un Plan de Gestión ambiental que incluya residuos, polución, ruido, agua y relación con la comunidad); y debería también, exigir que reporten en el Sistema Nacional de Residuos (Sinader), dado que hoy sólo el 7% de las construcciones lo hacen, razón por la cual el MMA no lo identifica como un problema.
Siguiendo con el Ministerio de Medio Ambiente, sería recomendable que éste reconociera la relevancia de esta tipología de residuos y los incorporara como productos prioritarios en una futura actualización de la Ley REP, lo cual movilizaría la circularidad del sector.
Por otro lado, también ayudaría la publicación de la actualización de la NCh 163 de áridos para morteros y hormigones, que permita la utilización de áridos reciclados y artificiales. Modificación liderada por el Minvu desde septiembre desde 2019 y que aún no ve la luz. Esta norma permitirá reducir considerablemente la extracción de áridos naturales de ríos y pozos, reduciendo el enorme daño ambiental que esta actividad genera y promoviendo la recuperación del 80% de los RCD.
Por último, entre Subdere, los gobiernos y los municipios, debieran coordinarse para la creación de centros de valorización de RCD y residuos sólidos voluminosos (como colchones, sillones, electrodomésticos), que además de ser actividades productivas, generan trabajo local y convierten al residuo en un producto generando ingresos municipales en vez de sólo pérdidas.
Deja una respuesta