Por Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario
El panorama económico en el sector del comercio ha experimentado una serie de altibajos que merecen nuestra atención. En el último informe presentado por la Cámara Nacional de Comercio (CNC), se reveló que el catastro de proyectos de inversión en el sector, abarcando tanto proyectos en ejecución como en estudio, con un valor igual o superior a los US$3 millones, se situó en US$1.825,2 millones para junio de 2023. Cifra muy por debajo de lo esperado.
Sin duda hay que sopesar que varios acontecimientos en los últimos años continúan ejerciendo un impacto significativo en nuestra sociedad, que se refleja fundamentalmente, en la confianza de los inversionistas hacia nuestros líderes políticos, nuestro sistema económico y la eficiente gestión de nuestros recursos. Por ejemplo, hace poco un artículo en un medio recogió las declaraciones del CEO de Mercado Libre, quien afirmó que Chile se ha “latinoamericanizado”, y son precisamente este tipo de percepciones, las lamentablemente juega en contra de nuestra reputación.
Es lamentable, ya que Chile solía destacarse como uno de los pocos países de la región que se mantenía al margen de las fluctuaciones que caracterizan a América Latina, pero el estallido logró mermar esta percepción.
En esa línea, la pandemia también afectó considerablemente la productividad y el crecimiento económico, en un fenómeno de ribetes mundiales. Los retiros masivos de fondos de pensiones generaron diversas repercusiones, puesto que estas entidades también son actores que prestan dinero para impulsar inversiones, y además, se erosiona a la par la confianza en el sistema financiero, legal, legislativo y económico, entre otros.
Estos acontecimientos no sólo han tenido implicaciones económicas. La inflación ha aumentado, lo que ha llevado al alza de las tasas de interés. Este incremento en las tasas encarece la inversión para los inversionistas, dificultando la viabilidad de los negocios.
Si bien, los factores económicos y financieros son cruciales, el elemento más relevante sigue siendo la estabilidad y la credibilidad que ofrecemos a los inversionistas. Hasta septiembre de 2022, los inversionistas estaban vigilando de cerca los acontecimientos relacionados con la nueva Constitución y el resultado del rechazo les proporcionó un alivio, ya que les brindó una perspectiva más estable.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que activar proyectos requiere tiempo, permisos y cotizaciones, lo que significa que la inversión se reactivará gradualmente, no alcanzando los niveles anteriores. Recordemos que Chile ha experimentado en promedio un crecimiento moderado durante los últimos 15 años cercano al 3%, en contraste con otros países de la región que crecen al 3,5% o 4%. Chile es el único que está experimentando una contracción económica en la región, o sea, está decreciendo.
Así que hoy la prioridad debería ser poner énfasis en enviar señales claras a los inversionistas, como sería, por ejemplo, poder tener la factibilidad de los permisos, dado que muchos inversionistas prefieren sacrificar ganancias en pos de la estabilidad política y social.
Dado el contexto, es crucial que demostremos claridad, estabilidad y percibir las inversiones como una oportunidad para fortalecer nuestro sistema económico. Debemos respetar las reglas y regulaciones que afectan a los inversionistas, simplificar los procesos de permisos y fomentar el crecimiento económico. Sin estas condiciones, no lograremos impulsar el desarrollo de proyectos comerciales y propiedades.
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