Por: Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida
El gigante inmobiliario chino Evergrande, enfrenta actualmente desafíos monumentales. Por ejemplo, que acumula una deuda colosal de 300 mil millones de dólares desde 2021 equivalente al 2% del PIB del país, lo que representa un incumplimiento significativo en los pagos. Esto se debe en gran medida, al dinamismo de la economía del gigante asiático.
La búsqueda de soluciones llevó a la empresa a solicitar la quiebra en Estados Unidos bajo el capítulo 15, con el fin de proteger sus activos y las inversiones de quienes confiaron en la empresa.
Así, entre 2021 y 2022, Evergrande registró pérdidas considerables alcanzando los 81 mil millones de dólares. Para comprender la magnitud del problema, es importante destacar que el sector inmobiliario en China representa aproximadamente un tercio de su PIB, por ende, los problemas que pueda presentar la segunda empresa inmobiliaria más grande del país, podrían tener un impacto en diversas industrias que operan como proveedores del sector construcción.
Además, otro gigante asiático que es un fondo de inversiones, también enfrenta dificultades similares, lo que agudiza la crisis inmobiliaria. Esto afecta no sólo a los grandes bancos, sino también a los denominados “bancos en la sombra”, instituciones medianas que han prestado dinero a estas empresas y que ahora ven postergados sus pagos.
Esta crisis inmobiliaria está arrastrando a múltiples industrias en China, erosionando la confianza de consumidores e inversores locales y extranjeros, afectando la bolsa. Las detenciones de personas en las instalaciones de Evergrande han impactado negativamente en el valor de sus acciones.
El alcance de esta crisis trasciende las fronteras de Asia. Por ejemplo, cuando China o Estados Unidos se “resfrían”, el catarro también lo resienten otros países, especialmente economías tan dependientes de estos mercados como la chilena.
Un crecimiento proyectado del 5% en China el próximo año, si se materializa, sería bajo en comparación con años anteriores, pero se considera adecuado dadas las circunstancias posteriores a la crisis sanitaria. Sin embargo, si China no crece es probable que demande menos productos de otros países, lo que impactaría negativamente en sus economías.
La crisis de Evergrande nos enseña cómo mercados como el chino merecen una atención cuidadosa, ya que tienen el potencial de afectar directamente a naciones dependientes de estos gigantes económicos. En medio de la crisis de crecimiento que muchas naciones estamos experimentando, es crucial observar de cerca cómo se desarrolla esta situación y sus posibles repercusiones, pero esto, como se suele decir: es “noticia en desarrollo”.
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