Por: Claudia Petit, constructor civil; presidenta Colegio de Constructores; y fundadora MUCC, Mujeres en Construcción.
En la vida hay varios matices que nos hacen tomar una postura. Los más radicales suelen sentirse víctimas y buscar culpables para descargar la frustración, la ira o el dolor; o bien, sin importar el cómo o las razones, algunos se hacen cargo de corregir lo que incomoda, lo que pesa o lo que estanca.
Llevamos 20 años de poco o nada crecimiento en Chile y a nivel mundial, una sociedad crítica, y en extremo reactiva y exigente. Situación que sumada a otros factores, como los económicos y políticos, han afectado profundamente al país con una educación dañada, un déficit habitacional que supera 1.100.000 unidades y con una demanda paralizada.
Entonces ¿Por qué no ocupamos este tiempo de contracción del sector, para preparar a la industria en el interior de las empresas para avanzar en analizar? Quizás, así logremos modificar la forma en cómo nos relacionamos entre nosotros y nos hacemos responsables de una sociedad más equilibrada.
Y es que no será posible sostener un país tan diverso y necesitado (evidentemente el bajo crecimiento país hace que seamos más pobres), si es que entre todos no somos capaces de hacernos cargo de colaborar en conjunto, así como hacerse responsable en cómo incidimos positivamente en las condiciones de la comunidad, de los colaboradores en las empresas y de sus familias.
Es educación el ocuparse de los funcionarios y del alumnado. Estamos en un proceso delicado, con salud mental fragilizada, el daño post pandemia, y ahora, con un estado permanente de tensión geopolítica, entre otros.
Hay que humanizar la toma de acción y de decisión, en pro a un presente incierto, a cómo abordar en forma personal y colectiva un modelo integrador y colaborativo, responsabilizándose de quiénes tienen menos opciones de decisión y menos herramientas para enfrentar el hoy.
La reubicación laboral de personas mayores a 45 años, la digitalización urgente de profesionales mayores, el envejecimiento poblacional, la reducción en contratación de las empresas: ¿cómo apoyamos a los afectados?
Ahora bien, casos graves de acoso laboral, sexual y ambientes laborales tóxicos, han generado como respuesta una serie de normas y leyes reactivas, reflejan una cultura indolente, en que por años se normalizo estándares insostenibles.
No esperemos nuevos casos ni nuevas leyes, debemos escucharnos y accionar hoy, tanto en la empresa como en espacios educacionales. Ir más allá de ese círculo cercano de acción, hacerse cargo de personas excluidas del trabajo formal, personas ubicadas geográficamente distante a donde nos movemos y en realidades completamente ajenas a las oportunidades de las cuales muchos gozamos.
El llamado es para cada profesional, cada empresa o institución a subirse a este carro para transformarnos en una mejor sociedad e involucrarnos en el mundo que compartimos hoy.
