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17 junio, 2024 /

Asumir a Chile como un país de emergencia y de catástrofe, es tomar conciencia largoplacistas

El socavón en Reñaca es un problema de pone en evidencia los problemas recurrentes que afectan a la comunidad, provocando daños a la infraestructura y poniendo en riesgo la seguridad de los residentes y de los turistas que visitan la zona.

Las causas de estos socavones pueden ser diversas, pero se ha señalado que las lluvias intensas, la falta de mantenimiento de las alcantarillas y el hundimiento del suelo debido a la explotación y urbanización descontrolada, son algunas de las principales responsables de estos incidentes.

Las autoridades municipales y regionales han sido señaladas como las responsables de no tomar las medidas necesarias para prevenir estos socavones, así como de no realizar un adecuado mantenimiento de la infraestructura vial. Igualmente se ha criticado la falta de medidas de control y regulación en la actividad de construcción y urbanización en las zonas, lo que ha contribuido al deterioro del suelo y al aumento del riesgo de socavones.

Y si bien es cierto que este y otros edificios afectados por socavones, fueron construidos en la zona V3 que coincide con zonas dunares dentro del indicado Plan Regulador Comunal de Viña del Mar que data de 2002, lo que hace innegable el replantear las mejores urgentes en los PRC que no permitan la densificación excesiva, la verdad es que de igual forma debe haber mayor responsabilidad y coordinación de todas las partes, ya que para nadie es secreto que el Estado es lento y cuenta con recursos limitados.

Aún así, dentro del mea culpa institucional no podemos seguir haciendo vista gorda ni estirando los plazos para que otros se hagan cargo, hay que comenzar a tomar en serio la falta de planificación urbana, el deterioro de la infraestructura vial, la falta de mantenimiento de las alcantarillas, la explotación descontrolada del suelo y el cambio climático que ha provocado estas inundaciones.

De cara a algo que se ha hecho cada día más evidente, las autoridades municipales y regionales son las principales responsables de no abordar de manera adecuada estos problemas, puesto que no se puede seguir legislando para períodos limitados de cuatro años.

Debemos hacer un diagnóstico detallado de la capacidad y filtración de nuestro sistema de colectores, con el fin de evaluar si es necesario construir uno nuevo que sea interceptor de aguas lluvias, pero que cuente con el diámetro adecuado para prever y evitar posibles colapsos de la red actual. Probablemente, esto requiera de tomar medidas drásticas, como sería congelar permisos y modificar planes reguladores, lo que afecte aún más al sector de la construcción, pero ¿seguiremos sosteniéndonos con políticas que den “pan para hoy y hambre para mañana”?.

En definitiva, es el Estado quién debe definir las políticas con miras al bien común, las empresas sólo se ajustan a las solicitudes, por lo que este problema que aqueja también a todas las grandes ciudades del mundo, sólo logrará resistir a la sensibilidad del agua, asumiendo que Chile es un país de emergencia y de catástrofe, y que según estas características, es fundamental la capacidad de gestión.

Incluso las urbes que tienen sendos sistemas para colectar aguas lluvias se enfrentan al calentamiento global, por lo que Chile debe asumir sus problemas de precarización con la infraestructura y llegar a soluciones efectivas, que nos permitan amortiguar las faltas en la capacidad de gestión del Estado hasta la fecha.

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