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14 noviembre, 2023 /

¿Alguien ha visto la TIR? 

Por: Juan Sebastian Morales, Fundador de Reistock- Inversionista inmobiliario

En un país donde la incertidumbre económica se ha convertido en la norma, el sector inmobiliario enfrenta desafíos sin precedentes. La Tasa Interna de Retorno (TIR), un indicador clave para medir la viabilidad y rentabilidad de las inversiones inmobiliarias, parece esfumarse en un contexto marcado por regulaciones permisivas exageradas y plazos inciertos para todo el proceso de un proyecto inmobiliario.

Por años la inversión en activos inmobiliarios en todas sus rutas se ha presentado como una alternativa sólida para hacer crecer ahorros, rentar en largo plazo y buscar refugio de fluctuaciones agresivas de los mercados. Todo esto siempre se analizó y concluyó en una gran pregunta, ¿Y qué tal la TIR del proyecto? 

Así, hoy este importante KPI parece más algo esotérico que una herramienta de la evaluación de un proyecto. La volatilidad de los mercados y la imprevisibilidad de las tasas de interés complican la estimación de la misma, haciendo que la inversión parezca un salto al vacío, más que una decisión calculada. 

Los bancos, enfrentando riesgos crecientes, se vuelven más cautelosos en su financiamiento para todos los actores, exigiendo condiciones más estrictas y reduciendo la disponibilidad de crédito para proyectos y compradores.

Por otro lado, los desarrolladores y constructores lidian con la ya instalada permisología excesiva, que a menudo resulta en retrasos y costos adicionales que ya no es tan fácil llevar a precio. Los cambios continuos en las normativas y la burocracia prolongada desestabilizan los cronogramas de construcción, afectando la eficiencia y la rentabilidad de los proyectos y los prominentes compradores comienzan a perder la paciencia. 

Asimismo, no es novedad el retraso en años de varios proyectos, primero por culpa de la pandemia y hoy por culpa de… bueno, de múltiples factores. Los corredores por su parte, enfrentan un mercado cada vez más impredecible. La fluctuación de los precios y la disminución de la demanda afectan directamente sus estrategias de venta y posicionamiento en el mercado, obligándolos a adaptarse rápidamente a las nuevas realidades de un mercado que nadie sabe para donde va.

En este escenario, la TIR se convierte en una figura casi mítica, difícil de calcular y más desafiante de alcanzar. La clave para sobrevivir en este entorno incierto es la adaptabilidad y la previsión. Los actores del sector inmobiliario deben estar preparados para ajustar sus estrategias, diversificar sus inversiones y mantenerse informados sobre las tendencias del mercado y las regulaciones. 

Solo así podrán navegar con éxito en un mar de incertidumbres y maximizar las oportunidades que aún existen en el cambiante mundo de la inversión inmobiliaria. Si todo esto no funciona, ya me conseguí un teléfono de una señora experta en tarot y runas.

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