Por: Andrea Díaz, gerente de Marketing en puerto + arquitectura Inmobiliaria y miembro de Corporación Mujeres Inmobiliarias MI.
El marketing inmobiliario en Chile ha enfrentado múltiples desafíos en tiempos de crisis económica. Entre 2014 y 2015 la desaceleración económica causada por la caída en los precios del cobre y la incertidumbre por las reformas tributarias propuestas por el gobierno de Michelle Bachelet, disminuyeron la inversión inmobiliaria, estabilizando o reduciendo los precios y superando la oferta a la demanda.
En 2019 el estallido social afectó profundamente el mercado inmobiliario, con protestas masivas que llevaron a una parálisis temporal, disminuyendo la demanda y deteniendo muchas transacciones.
La pandemia de COVID-19 (2020-2021) representó un desafío sin precedentes, desacelerando la venta y arriendo de propiedades. La digitalización acelerada permitió la continuidad del sector, y las preferencias de los compradores cambiaron hacia propiedades con espacios abiertos. Finalmente, el aumento de las tasas de interés (2022-2023) ha encarecido los créditos hipotecarios, afectando la demanda y disminuyendo el número de nuevos proyectos debido a los mayores costos de financiamiento.
La incertidumbre económica y las fluctuaciones del mercado han obligado a las empresas del sector a innovar y adaptar sus estrategias para mantenerse competitivas y relevantes. El marketing inmobiliario no ha quedado atrás y ha tenido que reinventarse, buscar nuevas alternativas e indagar mucho más sobre los dolores y necesidades del cliente. En este contexto, el marketing ha emergido como una herramienta esencial para enfrentar estos desafíos.
Las redes sociales han sido fundamentales para mantener la comunicación con los clientes. Publicar contenido relevante y de valor, como guías para compradores, noticias del mercado y tips de decoración, ha ayudado a las inmobiliarias a mantenerse en la mente de los consumidores. Plataformas como Instagram y Facebook permiten una interacción directa, mientras que LinkedIn se utiliza para fortalecer relaciones comerciales y establecer conexiones B2B. Las campañas pagadas en estas plataformas también han permitido segmentar y llegar a audiencias específicas de manera más eficiente.
La digitalización acelerada durante la pandemia permitió la continuidad del sector inmobiliario. Las visitas virtuales y los tours 3D se convirtieron en una herramienta esencial para mostrar propiedades sin necesidad de desplazamientos físicos. Plataformas como Matterport y herramientas de realidad aumentada permiten a los potenciales compradores explorar propiedades desde la comodidad de su hogar.
Esta tendencia no solo ha perdurado, sino que ha mejorado con el tiempo, integrando más tecnología y ofreciendo experiencias cada vez más inmersivas. Hoy en día, el cliente antes de llegar a la sala de ventas ya ha investigado todo de forma online, y las inmobiliarias tienen que entender que es ahí donde deben indagar las necesidades. El trabajo de los ejecutivos comienza antes de la visita física.
En tiempos de crisis, la capacidad de ofrecer financiamiento flexible y promociones especiales es crucial. Descuentos, reducción de tasas de interés y planes de pago más accesibles pueden atraer a compradores que de otra manera estarían reacios a invertir. Las inmobiliarias en Chile han implementado estas tácticas para estimular el mercado, haciendo que la compra de propiedades sea más asequible durante periodos de incertidumbre económica. Sin embargo, el mercado sigue lento y cada día se hace más difícil vender.
Hoy, la confianza es más importante que nunca. Las empresas inmobiliarias en Chile han incrementado sus esfuerzos para ser más transparentes con sus clientes, proporcionando información detallada sobre el estado de las propiedades, los procesos de compra y los riesgos asociados. Esto no solo ayuda a construir confianza, sino que también educa al comprador.
Asimismo, cada vez más, los consumidores valoran las prácticas sostenibles y las empresas que demuestran responsabilidad social. Las inmobiliarias en Chile han empezado a incorporar proyectos que destacan la eficiencia energética, el uso de materiales sostenibles y las iniciativas de responsabilidad social corporativa (RSC), atraen a un segmento creciente de compradores conscientes del medio ambiente y la sociedad.
Las alianzas con otras empresas del sector y con actores complementarios han sido una estrategia efectiva para ampliar el alcance y los recursos disponibles. Colaboraciones con bancos para ofrecer mejores opciones de financiamiento, con empresas tecnológicas para mejorar las herramientas de ventas digitales, y con agencias de publicidad para fortalecer las campañas de marketing han demostrado ser beneficiosas.
En resumen, el marketing inmobiliario en Chile ha demostrado ser resiliente y adaptable frente a las crisis.